Cuando vayan a Miami y hayan terminado las visitas de rigor, las compras en Sawgrass Mills, la visita a Orlando y la clásica de los Everglades, entonces, tómense una noche libre y váyanse a South Beach y disfruten de un relajo al más puro estilo de Miami.
Desde cualquier parte de la ciudad de Miami es fácil llegar a South Beach y comenzar el paseo a la orilla de la playa, Ocean´s Drive, fijándose en los clásicos hoteles art decó que construyeron y disfrutaron los más famosos mafiosos de los años 20. Recomiendo entrar y tomar algo en el Avalon mientras se admira la decoración de su hall o lobby como dicen aquí.
Tras admirar las fachadas de los hoteles con los coches de la época en que viajaban Capone y los suyos en perfecto estado de revista aparcados en la puerta, seguimos andando entre las terrazas de burgers y pizzas frente a la playa hasta llegar a la puerta del santuario del South Beach, el Mango´s Tropical Café .
Local emblemático y agradable, con una barra kilométrica en la planta baja, salsa en vivo al fondo y un@s camarer@s ,que deben haber pasado por el más exigente de los castings. Chic@s que cuando el cuerpo y la música se lo piden, se suben a la barra y s e marcan el más sexy de los ritmos salseros. Eso sí, hay que dar un aviso a navegantes. Si a algún gamboso se le ocurre acercar si quiera una mano a la anatomía de las respentinas go gos, antes de que se dé cuenta y en menos de lo que se persigna un cura loco, dará con sus huesos en la calle, ya que un discreto pero eficaz servicio de seguridad garantiza la inviolabilidad y el disfrute en paz de los presentes.
Si llegó al Mango sin cenar, en la parte alta se puede tomar una suculenta cena, recomiendo los mariscos, mientras se contempla el panorama y se goza de la salsa.
En definitiva, lugar recomendable para una cena, unas copas y unas risas, al que debo decir que fui por primera vez acompañado y recomendado por mi dilecto amigo el famoso Dr. Yllobre cuando coincidimos en Miami en la presentación de la tercera parte de su monotemática obra titulada “Siete spornosis para siete hermanas”.