jueves, 7 de mayo de 2009

Rincón en Cuba. Cascada de Soroa en Pinar del Rio.

Si van a Cuba por su cuenta, lo recomiendo, o en viaje organizado y consiguen un día para hacer lo que quieran, les aconsejo que cojan un coche, se desplacen a 100 kms de la Habana y vayan a Pinar del Rio. Es la excursión perfecta de un día, donde saldrán de esa Habana colonial y semiderruida y puedan contemplar las bellezas de una provincia sin igual, y dentro de la misma, visiten la sierra del Rosario, el municipio de Las Terrazas, reserva de la biosfera, y muy cerquita la catarata, cascada o salto de Soroa.

La cascada, un capricho que la naturaleza hizo al rio Manantiales que descendía plácidamente por la sierra en busca de su mar, es un desnivel de veinte y pico metros que salta el agua en el pago de Soroa, llamado así por ser una finca de dos españoles del mismo apellido que hace un par de siglos cultivaban café en el lugar.

Con independencia de la belleza del salto de agua en sí, de la paz y serenidad que transmite el lugar, toda la sierra es un espectáculo de la naturaleza en sí misma. Cerca hay un jardín botánico, especies endémicas de pájaros, entre ellos el emblemático tocororo, que se encuentra en el escudo nacional de Cuba y fue escogida ave nacional por dos motivos, su policromía, en especial la mezcla del rojo, el blanco y el azul, que resume en su diminuta anatomía los colores de la bandera cubana, y porque no puede vivir en cautividad, aunque la población parece que sí.


Además, en Soroa está, y lo recomiendo especialmente, el Rancho Pilila un orquidario de renombre mundial, con casi mil especies diferentes de orquídeas, algunas autóctonas y nada comunes. Fue la idea de Tomás Camacho, un canario de la isla de La Palma quien en 1.943 comenzó a cultivar e importar orquídeas para su adaptación, de casi todo el mundo. Fue una de las fortunas poco conocidas de las que se incautó la revolución castrista.


Sin salir de la zona y para completar el día, que empieza en la cascada, sigue con el jardín botánico y orquidario, no dejen de visitar el Mirador de Venus, desde donde se vislumbra la belleza de los valles de Pinar del Río y cuando el día está claro, se divisa el mar.

Y ahora, desde la distancia, desde mi refugio y rincón, recordando los buenos momentos vividos en Pinar del Rio, me viene a la memoria lo más bello que leí hace ya mucho tiempo de este lugar paradisiaco, escrito por la mas talentosa y sensual, para mí, escritora cubana de todos los tiempos, junto a la poetisa Dulce María Loynaz; y que con permiso de su autora, mi admirada Zoe Valdés, no me resisto y quiero dejarlo aquí, por si les apetece leerlo.

SOROA.
"Te gustaba verme masticar arroz crudo, escogerlo, quitarle las piedras negras, y decirte: “me agradaría ver las cascadas de agua de Soroa”.
Un día iremos, contestabas, evasivo; y volvías a pedirme que tarareara esa canción donde se hablaba de candiles, graznidos de aves, playas dulces bañadas de la brisa que recortaba el perfil de los amantes.
Por fin, un día, me invitaste a Soroa.
Nos besamos al pie de un árbol y tu dedo hundido en mi espalda bajó entre las nalgas, descendió húmedo, intenso, detectivesco.
“¿Tenemos permiso para estar en este lugar?” Me inquieté. Asentiste, seguro de que alguien nos escuchaba.
Aquí hasta los árboles tienen micrófonos, quisiste advertirme con tu mirada que entonces se paseaba aciscada por la enramada.
Yo me subí a un árbol, desde niña me subo a los árboles y raspo mi sexo con sus cortezas, y en lo más alto, a horcajadas en un gajo, ligera, leo Las dos mitades del Vizconde…
¡De Italo Calvino! Me interrumpiste, gozoso de haber leído al autor cubano perdido en Italia.
¿Por qué perdido?
Te encogiste de hombros, tu respuesta más constante y crepuscular.
Fui subiéndome al árbol, y quitándome la ropa, allá arriba me acosté desnuda, las piernas colgando, el tronco dividía mis nalgas, la espalda equilibrada en el filo del abismo, mi sexo pellizcó el aire.
Entonces trepaste hasta mi ombligo,
y mientras lo hacías me contabas que tu madre te había recordado que hoy era viernes de Semana Santa, que no debíamos comer carne ni nada parecido.
Risas, y tu dedo, perforando otra vez, en el alma de mi deseo.
Cobijado entre mis senos, que tú llamabas esas dos teticas alegres, me rogaste que te acompañara al río, a la cascada.
Desnudos nos guarecimos en una cueva,
delante de nosotros, un muro de agua espumosa dibujaba el silencio.
Estuve sentada en el pedestal de tus labios, en tus pupilas latía mi agujero de eternidad.
El viento empujó entonces al agua, y nos inundó de ruido, aunque tú te empeñabas en describirlo como música, melodía pálida de piedra y piel.
La punta de tu sexo mojó la punta de mi pezón izquierdo
y con mi lengua recogí la gelatinosa solemnidad de la luz en el hondo, diminuto y liso, ojo de tu pene.
“Permanece así, abstraída en el paisaje”, me pediste; y yo inmóvil, te observé, a través de un tronco obturado por los breves sueños de las ardillas.
Caracoleaba tu sonrisa, extendida entre manteles, y diste la vuelta, hasta mi cuerpo, en ronda obsesiva.
Irías seguramente a penetrarme, y lo hiciste,
por delante, por detrás, por todos lados, en la boca, y el sabor salino de los jugos seminales
confirmó mi saliva en un profano bautizo.
Penetrabas, ibas cavando fosas de espejos embadurnados en miel.
La próxima vez te llevaré a la Presa de La Guayaba, prometiste; y me imaginé nadando y remando en el agua sometida.
¿Quién anda ahí? ¿Quién?
Preguntaste hacia una sombra que se deslizó entre el agua y el eco tejido con jazmines.
Hiciste señas para que me vistiera rápido, huimos muertos de la risa, fatigados de tanto correr hacia la carretera polvorienta.
Aún años después, mientras mastico granos crudos de arroz, no puedo evitar el recuerdo de que fuíste tú quien me llevó a conocer las cataratas de Soroa."

miércoles, 6 de mayo de 2009

Rincón en Tenerife. En los Cristianos, vayan al Cine

Como siempre digo, si alguna vez están por esta isla canaria, de trabajo o vacaciones, acérquense si pueden a media mañana por Los Cristianos. Es una localidad marinera que está en el sur de la isla, y hay buenas carreteras para llegar desde cualquier punto. Como referencia cabe decir que está a 20 Km por autopista del aeropuerto sur.
Después de disfrutar de una playa pequeña pero magnifica por su limpieza y comodidad, se preparan para ir al Cine, coincidiendo si fuera posible con la hora de la comida, aunque a cualquier otra serán siempre bien recibidos y mejor atendidos.

En la playa, miran hacia la montaña y en la segunda línea, encontraran una callecita o más bien un pasaje donde se ubica un pequeño local llamado El Cine, que debe su nombre a que a mitad del pasado siglo, era donde se ubicaba la única sala de la localidad.

Pues ahí, en ese rincón podrán disfrutar de una comida sin pretensiones, recomiendo la ensalada de tomates, tras una mañana playera, unas sardinitas, chocos y unas cuantas especialidades de la casa a un precio de risa. Pero siendo importante lo del precio, lo que para mí lo hace especialmente recomendable, es la amabilidad de su personal y especialmente su dueño Juan Carlos que acoge a la clientela con tal cariño y efusividad, que no es raro ver clientes que repiten desde hace muchísimos años y que dejan siempre un hueco en sus vacaciones en Tenerife para volver al Cine.
Además, en el mismo pasaje y pegado terraza con terraza, si les apetece una comida más sofisticada, la pueden encontrar en el restaurante A Bordo, donde José Luis atiende con el mismo cariño que su hermano en el local de al lado.


lunes, 27 de abril de 2009

Rincón en Tenerife……Risco Bello en el Puerto de la Cruz.


Si alguna vez están por esta isla canaria, de trabajo o vacaciones, acérquense al caer la tarde al Puerto de la Cruz, la zona turística de referencia en el norte de la isla. Es fácil llegar desde cualquier parte, está bien señalizado pues no en vano fue la primera zona con turismo de Tenerife hace casi dos siglos ya.

Pues en el Puerto en vez de ir al centro de la ciudad se dirigen hacia el parque Taoro. Es un bonito parque en un montículo, que años ha, poseía las mejores villas de los ingleses, el hotel Taoro y hasta una iglesia anglicana de piedra que aún se conserva. Hoy, el Parque Taoro conserva su belleza y su tranquilidad pero las mayoría de sus camas son hoteleras, quedando muy pocas de aquéllas villas de los ingleses primitivos y a una de esas con un espectacular jardín quiero dirigirlos.


Pues bien subiendo al parque, a un kilometro a mano izquierda y casi enfrente al antiguo Hotel Taoro, lugar ideal para aparcar, verán el cartel de la foto y penetren a un jardín muy bien cuidado con unas mesitas desde las cuales, con el fondo del Atlántico, tendrán la mejor vista del Puerto de la Cruz. Lugar ideal para sentarse, tomarse una copa o un té mientras se saborea una deliciosa tarta hecha por alguna de las dos ancianas de edad y nacionalidad indefinida que le servirán mientras unos patos con su prole se pasean tranquilamente por el jardín. Sitio especial para leer, oír música o meditar, mientras se disfruta de una puesta de sol única
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domingo, 19 de abril de 2009

Rincón en Roma. Piazza Navonna. Arte, mucho arte, mucha vida y …..un helado en Tre Scalini.


Cualquier atardecer es bueno para acercarse a la Piazza Navona. Recomiendo esta hora, porque nos da tiempo de visitarla, ver la cantidad de monumentos que hay en ella y gozar de su anochecer cuando la piazza comienza a llenarse de vida y se puede disfrutar de su animado ambiente, con artistas callejeros, caricaturistas y muchos romanos que dan un paseo antes de la cena, sobre todo en verano. De vez en cuando se aprovecha el enorme espacio de la plaza para montar algunos espectáculos o pequeñas exposiciones.

Llegar a Navona es fácil desde cualquier punto de Roma. Si parten de la Piaza Venezia, sitio súper céntrico por el que pasaran n veces en su visita a Roma, seguir la vía del Plebiscito, enganchar con la Vía del Corso Vittorio Emanuele II y la espalda del Teatro Pace nos encontramos con Navona. Por cierto de la historia de la plaza, larga historia, solo un par de apuntes.

Se encuentra situada en un antiguo Circo de época romana construido sobre el año 86 d.C. que tenía un aforo alrededor de treinta mil personas. Por este motivo tiene esta forma ovalada, ya que respeta las dimensiones de estadio original, 270 metros de largo y 55 metros de ancho. Los edificios que se encuentran donde antiguamente estaban situadas las gradas del estadio. Se organizaban, hasta el siglo XIX, varios espectáculos y celebraciones y en el mes de agosto se inundaba completamente la plaza con el agua de las fuentes lo que dada su nombre de barco, nave en italiano, parece bastante propio.



Respecto al arte que encierra el lugar, a Piazza Navona es uno de los mejores ejemplos del barroco romano. Prueba de ello son las tres fuentes que se encuentran en la plaza; La fuente de Neptuno y la fuente del Moro son obra de Giacomo Della Porta y se encuentran situadas encada extremo de la plaza. En el centro, Fontana dei Quattro fiumi (fuente de los cuatro ríos) obra de Bernini, justo frente a la iglesia de S.Agnese di Anone (S. Inés de Anone) de Borromini. Ambos fueron grandes enemigos y la situación de sus obras no obedece a la casualidad. Otros monumentos que dan a la plaza son el Stabilimenti Spagnoli, el Palacio de Cupis, el Palacio Torres Massimo Lancellotti ,la Iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón y el Palacio Braschi (Museo de Roma). En fin un lugar para disfrutar y rematar con un helado, recomiendo el tartufo nero, en Tre Scalini un restaurante frente a la fuente de Bernini, que principios del siglo XIX era un albergue. Tras la creación de "tartufo al cioccolato" en 1946, al cual el establecimiento debe toda su notoriedad, decidieron crear una amplia sección dedicada a los helados y les puedo asegurar que están casi todos, riquísimos.

viernes, 17 de abril de 2009

Rincón en Miami. Unos tragos en South Beach.

Cuando vayan a Miami y hayan terminado las visitas de rigor, las compras en Sawgrass Mills, la visita a Orlando y la clásica de los Everglades, entonces, tómense una noche libre y váyanse a South Beach y disfruten de un relajo al más puro estilo de Miami.

Desde cualquier parte de la ciudad de Miami es fácil llegar a South Beach y comenzar el paseo a la orilla de la playa, Ocean´s Drive, fijándose en los clásicos hoteles art decó que construyeron y disfrutaron los más famosos mafiosos de los años 20. Recomiendo entrar y tomar algo en el Avalon mientras se admira la decoración de su hall o lobby como dicen aquí.

Tras admirar las fachadas de los hoteles con los coches de la época en que viajaban Capone y los suyos en perfecto estado de revista aparcados en la puerta, seguimos andando entre las terrazas de burgers y pizzas frente a la playa hasta llegar a la puerta del santuario del South Beach, el Mango´s Tropical Café .

Local emblemático y agradable, con una barra kilométrica en la planta baja, salsa en vivo al fondo y un@s camarer@s ,que deben haber pasado por el más exigente de los castings. Chic@s que cuando el cuerpo y la música se lo piden, se suben a la barra y s e marcan el más sexy de los ritmos salseros. Eso sí, hay que dar un aviso a navegantes. Si a algún gamboso se le ocurre acercar si quiera una mano a la anatomía de las respentinas go gos, antes de que se dé cuenta y en menos de lo que se persigna un cura loco, dará con sus huesos en la calle, ya que un discreto pero eficaz servicio de seguridad garantiza la inviolabilidad y el disfrute en paz de los presentes.

Si llegó al Mango sin cenar, en la parte alta se puede tomar una suculenta cena, recomiendo los mariscos, mientras se contempla el panorama y se goza de la salsa.

En definitiva, lugar recomendable para una cena, unas copas y unas risas, al que debo decir que fui por primera vez acompañado y recomendado por mi dilecto amigo el famoso Dr. Yllobre cuando coincidimos en Miami en la presentación de la tercera parte de su monotemática obra titulada “Siete spornosis para siete hermanas”.


martes, 14 de abril de 2009

Rincón en Venecia. Isola de Burano,bordados y ropa tendida.


Una vez visitada Venecia, se hayan comido la caja de chocolate de una sola vez como dijo Truman Capote, disfrutaron navegando por sus infectos canales, tengan hechas las fotos y les hayan clavado los seis eurazos de rigor por un café en la Piazza San Marcos, entonces se relajan, van a la parada del vaporetto y piensen en dedicar una mañana a los alrededores de la ciudad de la peli de Luchino Visconti que tanto entusiasmaba a Alfonso Guerra.

Pues bien se dirigen a la parada del vaporetto llamada Fondamente Nuove, en el canal del mismo nombre frente al teatro, y en cuarenta minutos más o menos, llegaran a esta pequeña pero encantadora isla. Tambien lo pueden hacer desde la isla de Murano, si se les ha ocurrido ir a ver las fabricas de los caros y famoso cristales.

Lo primero que llama la atención antes de llegar a la isla, ya desde el mar, son las construcciones. Están pintadas en colores muy llamativos, dando así al lugar una apariencia increíble y que en función de la luz, yo recomiendo la vista por la mañana, nos muestran un juego cromático espectacular, siendo un reto para cualquier mortal que lleve una cámara.

Los isleños se dedican fundamentalmente a la pesca, que surte a Venecia y que se puede degustar en algún restaurante recomendable de la Piazza Galuppi. El almuerzo, regado con vino Chiaretto del Garda y rematado con una especie de grappa insular, producirá una agradable sobremesa y siesta en alguna de sus increíbles terrazas que dan al mar.

Otra, quizá la única otra, industria insular por la que es famosa son sus encajes. En la Isla de Burano es posible adquirir hermosas piezas de encaje hechas a mano con la mejor calidad, aunque hay que tener cuidado cuando los ofrecen baratos, porque suelen ser made in china

Afortunadamente Burano, no tiene mucha industria turística pero la isla en sí misma es un lugar muy atractivo. Uno de los que conviene visitar es la Iglesia de San Martino que tiene un impresionante campanario inclinado, déjense perder por sus callejones y canalettos y si aun no han visitado el paraíso griego de Santori, que Burano sea un aperitivo.

domingo, 12 de abril de 2009

Rincón en Rotterdam……la terraza del hotel Nueva York en el Puerto.



Aunque Rotterdam no es una ciudad que destaque especialmente por algo que no sea su puerto, el mayor de Europa, hoy quiero compartir con uds. uno de mis rincones favoritos en esta ciudad, que no casualmente, se encuentra en la parte antigua de su enorme puerto.

Está situado en el muelle de Ringhaven y es facilísimo llegar andando, en bus o en taxi, y ocupa lo que era antiguamente (dos siglos atrás) las oficinas centrales de la Holland American Line, la mayor naviera holandesa que surtió de emigrantes una buena parte del este de Estados Unidos.

El edificio es de estilo "Jugendstijl" y se encuentra perfectamente conservado en un maridaje increible con arquitectura moderna, entre dos enormes torres, en la punta del muelle, en un saliente frente al Het Park y se puede acceder andando desde la ciudad cruzando cualquiera de los muchos puentes que tiene el muelle de Rotterdam, el más cercano es el puente Erasmusbrug. Para los que le interese el dato, el culpable de esta maravilla arquitectónica fue el inefable sir Norman Foster.

Es un lugar con encanto que no se pueden perder, y cuando el tiempo esta bueno, tiene un a esplendida terraza desde la que se observa el gran río por una parte y la ciudad de otra. Mi interés va más como terraza y restaurante que como hotel, y repito, si el tiempo esta apacible, se puede consumir una buena y barata ración de mariscos con una copa de vino teniendo en frente un paisaje urbano espectacular. Sinceramente recomiendo el sitio. En el interior del hotel, hay un bonito restaurante donde se puede comer a cualquier hora con una relación precio calidad muy interesante.

Como recuerdo, les dejo una canción del grupo holandés Shocking Blue por la que el tiempo parece que no pasa.