Como casi todo el mundo conoce Londres, en esta ocasión, me limitaré a recomendarles un paseo a pie por una parte de la ciudad que para mí, es especialmente grato y evocador. Naturalmente, el que quiera ir al Museo de madame Tussaud's o cosas por el estilo, hay muy buenas guías de la ciudad de la niebla y del Big Ben.
Personalmente prefiero dormir en algún hotel cerca de Hyde Park, por la zona pobre se entiende, si es que Londres tiene alguna, claro. Hablo de Sussex Gardens, Paddington o en los mejores casos en Bayswater Road, pegadito o closer como dicen ellos a la cara Norte del parque. Pero vale cualquier lugar, porque mi paseo empieza cerca del famoso Speaking Corner´s, en Marble Arch , es decir el principio de la increíble Oxford Street. En la imagen anterior, vemos el Arco de Mármol que es lo que significa, tal y como lo situaremos al principio de nuestra urbana caminata. Desde cualquiera de las aceras de Oxford St., recomiendo ir por la izquierda, dejando el arquito a nuestra espalda, simplemente porque es más ancha y tiene algún escaparate más espectacular. He de advertir al que no conozca, que entramos en una calle eminentemente comercial y que en cada portal hay al menos dos escaparates. O sea, una gozada para la vista y un sacrilegio para el bolsillo, aunque nuestro objetivo hoy no sea la compra. La calle sigue la ruta de un camino romano, que visión de futuro y que listos eran los “joios”, el cual unía Hampshire con Colchester y llegó a ser el principal camino de entrada y salida de la ciudad. Ocupa aproximadamente unos 2.000 metros desde el Arco en la esquina noreste del Parque, continúa por Oxford Circus, hasta Charing Cross Road y Tottenham Court Road. Al oeste de Marble Arch, Oxford Street se convierte en Bayswater Road. Oxford Street tiene intersección con otras calles londinenses famosas, incluyendo Park Lane, zona de multi mega ricos, y New Bond Street. Nosotros la dejaremos en Oxford Circus, más o menos a la mitad de vía, torciendo a nuestra derecha para entrar en otra no menos famosa, Regent.s, St. Como se ve, casi nada la callecita. En la foto vemos la calle un día normal. La cosa se anima un poquito más los viernes y sábados por la tarde y no quiero decir nada en navidades o sobre todo el 2 de enero que empiezan las rebajas, porque como es sabido los ingleses no tienen reyes, solo reinas y Beefeteers y por eso, las rebajas empiezan con el año nuevo. Como dato y para no apabullar, les diré que el trozo de calle, la mitad aproximadamente, que recorreremos en este paseo, no más de un km, encontraremos algunas de las marcas mundialmente conocidas como Selfridges, una tienda de lujo que lleva ahí ubicada más de un siglo y de la que es recomendable ver su escaparate lateral dedicado a comidas. Esta tienda es el Harrod´s de los ricos. Siguiendo por la misma acera izquierda y a escasos cien metros Marks & Spencer, con 16.000 m² en el cruce con Orchard Street es otra megatienda con un supermercado increíble y una colección de sándwiches a cual mejor y que al final de la tarde, próximo al cierre entra en rebajas, de sándwiches claro. Por la misma acera podemos ver Borders, una librería, HMV, que tiene tres tiendas en la calle, incluyendo una franquicia dentro de Selfridges, siendo la situada en el número 150 la tienda de música más grande de Europa. John Lewis, Debenhams y House of Fraser son otras marcas con tienda.
El centro de la calle Oxford , donde se cruza con Regent Street, Oxford Circus, es el hogar de tres cadenas de almacenes: H&M, Benetton, la central de Nike y, es precisamente por donde nosotros la dejamos por la derecha cogiendo Regent´s Street o la calle de los Regentes. Y justo cuando abandonamos Oxford St. les cuento lo último, se imaginan con tanta tienda como será la iluminación navideña? Cada Navidad, la calle es decorada con un desfile de luces. La famosa ceremonia de encendido es en la segunda mitad de noviembre, cuando una celebridad baja el interruptor para iluminar la decoración. Las luces permanecen hasta el 6 de enero y no es para que te lo cuenten. Hay que verlo.
Pues dejamos atrás la multitud que parece condensarse en Oxford Circus y vamos hacia el circus mas famoso de Londres y del reino Unido, Picadilly.
Seguimos por la calle, el paseo no es pesado de caminar y podremos ir viendo imponentes edificios con las marcas más prestigiosas de Europa, desde la española Zara hasta la más inglesa de todas, Burberrys. Pero de esta calle, si tuviera que destacar alguna tienda, en la acera de enfrente por la que vamos es Hamleys, la mayor y mejor juguetería del mundo. Cuando entré por primera vez hace ya muchos, recupere de un golpe todo mi alma de niño que espero nunca me abandone. En cualquier temporada, hay en la tienda cantidad de animadores, magos malabaristas etc que hacen las delicias de todos. Y navidades, uf!!!! En navidades…… tiene una iluminación y ambiente único. Vale la pena visitarla.
Sseguimos andando y nos encontramos con lo que define a Picadilly Circus, su pantalla gigante, el teatro Criterion, la mega tienda de Virgin y sobre todo la estatua de Eros, en cuyas escalinatas se sienta cualquier tarde especialmente de sábado, lo que se podría definir con propiedad, un crisol de culturas.
Después de echar unas miradas por la plaza y ver lo que sale por su múltiple boca de metro, seguimos nuestro paseo bajando por Haymarket St. Es justo la calle que hace esquina el teatro con la plaza y hay una fuente muy fotografiada con hermosas cabezas de caballo. Vale, háganse la fotito ahí antes de proseguir la bajada hasta Trafalgar Square, en la que ni entraremos por tiene vida propia y requiere una paseo por si sola y su entorno. Dejamos la plaza Trafalgar con su estatua de Nelson a la izquierda y seguimos calle abajo hasta girar a la derecha en White Hall, donde empezaremos a ver las sedes de las instituciones administrativas inglesas, el ministerio de defensa, New Scotland Yard, el famoso 10 de Downing Street, residencia de los primeros ministros británicos y los guardias reales a caballo que están de plantón en la entrada de su cuartel a pie de calle y que dicho sea de paso, tienen una paciencia infinita, casi más el caballo, de las tonterías que les hacen los turistas para la foto. Un buen ejemplo de la flema inglesa, la del equino, of course. Seguimos adelante por la misma acera y nos encontramos tres joyas juntas, el Parlamento, la abadía de Westminster y el símbolo de Londres por excelente, el Big Ben, que así se llama el reloj, no la torre que lo sustenta. Continuamos con un leve giro a la izquierda para pasar al otro lado del Tamesis y parar un momento al lado de la sede del antiguo ayuntamiento de la ciudad y la aportación de British Airways para el nuevo milenio. Una gigantesca noria llamada el London Eye u ojo de Londres que si alguna tarde de abril, mayo, junio esta despejada, nos permite unas vistas muy espectaculares de la ciudad.
Y llegados aquí, los que hagan este paseo por primera vez y hayan invertido algo así como tres horas en recorrer poco menos de 5 kms, con paradas, monumentos y demás bellezas que nos ofrece la Londinium de los romanos, deberían plantearse la segunda parte de esta caminata, que los habituales hacemos de un tirón, y que personalmente me parece la parte mas cómoda del mismo. Descender por la orilla derecha del río Támesis desde el puente de Westminster donde estamos, hasta el puente de la Torre de Londres, donde ya el río está más crecido y salado.
Continuamos el paseo dejando a nuestras espaldas la gigantesca noria y echamos a andar por otra obra del milenio. El Queen´s Walk o Paseo de la reina, que nos llevara por este margen del río hasta la Torre de Londres y a nuestro destino final, St Katharine Docks, o el muelle de Santa Catarina, un encantador rincón oculto por edificios de viviendas y comercios donde descansaremos de nuestra ruta tomando una bebida y comiendo en el Riverside Café and Bar, al la orilla del agua en un puerto de deportivo igualmente oculto, y que accede al Tamesis por un lateral.
En los primeros quinientos metros del paseo, pegado al río siempre, lo primero que nos encontramos es la Filmoteca Nacional, un sobrio edifico en cuyos bajos los sábados y domingos se pone un mercadillo de libros postales, y grabados viejos bastante interesante y nada caro. Seguimos en dirección a la Torre que ya la veremos y mas adelante nos tropezamos con la Modern Tate Gallery.
Situada en una antigua central eléctrica, la galería cuenta con una colección permanente de arte moderno internacional que va desde 1900 a la actualidad, e incluye obras de algunos de los artistas más destacados del siglo XX, entre ellos Picasso, Warhol y Dalí. Frente a ella, está otra obra emblemática del milenio, un puente moderno sobre el río que diseño Norman Foster y que permite a los peatones salir en el entorno de la catedral de St. Paul, otra de las muchas maravillas que nos ofrece esta ciudad. Uno de los atractivos que nos ofrece esta parte del camino es que podremos contemplar todos los edificios del otro lado y los modernos de este, como esa especie el cubo de cristal inclinado dedicado a oficinas que se muestra a continuación.
Siguiendo nuestra ruta, pasaremos por unas construcciones de mas de dos siglos, con unas callejas que nos transportan a los mas macabro de Dickens, justo por unos subterráneos aledaños a una prisión de la época, para emerger seguidamente a unas terrazas donde unas terrazas muy agradables están ocupadas por restaurantes de diverso pelaje, destacando un italiano que no es caro y si muy agradable con buen tiempo. Hay que señalar que cuando digo que no es caro, quiero decir que está bien de precio, porque en esta Ciudad de los prodigios no hay nada barato en estrictu sensu. Pasamos el puente de la foto anterior, la legendaria torre de Londres que tantas desdichas acumuló en tanta gente y llegamos al muelle de Santa Catarina. Desde el puente no se ve, tiene delante unas torres a modo de murallas y las tenemos que atravesar por unos corredores. La cáscara que guarda el encanto del interior la forma un hotel El Thistle Hotel, una tienda de Hagen Daaz y una vez dentro llegamos al remanso de paz de St. Katahrines. Una de las zonas mas caras y exclusivas de Loondres para vivir, con su muelle deportivo interior y sus terracitas, donde podremos descansar, comer, echar un café y siempre atendidos por un “brodel” dominicano llamado Enrique que es la amabilidad personificada en hostelería. En cuanto oye hablar español, se acerca a la mesa y nos envuelve con su buen humor y su mejor hacer. Si además de español, capta algún acento melodioso tipo canario, la invitación al café esta asegurada. Palabra de honor.
Tras descansar el rato que se quiera y visitar la Torre y hacerse fotos con los Beefeters nos queda deshacer lo andado. No se preocupen, está previsto. Justo enfrente para el autobús numero 15 o el 17. Se suben, y en una hora los devuelve tras un agradable trayecto en la parada de Lancaster Gate, closer a Hyde Park, que fue donde comenzamos este paseo que espero les haya gustado.
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